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martes, 29 de enero de 2019

Análisis de Kingdom Hearts III

Con Kingdom Hearts III se cierra un círculo. Uno que tanto para mí como para muchos, empezó hace ya mucho tiempo. En mi caso fue una tarde en casa de mi tía Aurora, cuando apenas contaba con dos dígitos de edad. Ese día estaba muy pesado con que me dejase jugar a la consola. Saturada ya, me puso un juego en la consola. Uno del que pensaba que me aburriría pronto por lo complejo que era, y aquí estamos, quince años después. Pero para su sorpresa, me enamoré de ese juego. Pocos meses después, ella misma me regaló para mi cumpleaños una copia de Kingdom Hearts. 

Desde ese momento, la saga me ha acompañado a lo largo de todos estos años. Y los trece años de espera desde el lanzamiento de su segunda parte, han sido largos. La franquicia se ha ido dividiendo en muchas plataformas e iba siendo muy complicado seguirle la pista. Además, el momento de su anuncio allá por 2013 me pilló por sorpresa. No lo esperaba, ya casi había perdido la esperanza. Pero ahí estaba. Desde entonces, la espera se ha hecho más larga de lo deseado. 

Kingdom Hearts III ya está entre nosotros, y es el culmen de la saga. La espera ha merecido la pena. Es el cierre perfecto.


Apartado técnico

Kingdom Hearts III es una delicia en todos sus aspectos técnicos. En cada uno de ellos se nota el cariño y la dedicación del estudio del equipo de Tetsuya Nomura y Shinji Hashimoto, su afán por querer sacar el mejor juego a sabiendas de lo que pedían los fans. Y no decepciona. En lo relacionado con el rendimiento el titulo fluye perfecto. Nosotros lo hemos jugado en Xbox One S y no nos hemos encontrado con ningún bug, ni una sola bajada o tirón de fps. Por ser puntillosos, hay alguna pantalla de carga entre mundos o escenas de vídeo que se hace un poco más larga de lo que debería.

El nivel de detalles para el cierre de la saga de Sora y compañía es sencillamente demencial. Así que podemos ver que cuenta con un nivel de detalle abrumador, todo está perfectamente recreado. Pero va mucho más allá de todo eso. El trabajo es tan bueno que parece una película de animación. Acabarás enamorado del aspecto de Sora, Donald, Riku o los mundos propios de la saga, como Vergel Radiante. Pero es que los mundos de Disney y Pixar podrían pasar perfectamente por parte de sus respectivos films. De este modo, cuando estemos en Toy Box, el mundo basado en Toy Story, nos encontramos con un cuarto de Andy recreado fielmente, además de ver a Woody, Buzz y compañía con un modelado igual que en las películas de Pixar. Y el nivel se mantiene en cada uno de ellos.


El trabajo de Square Enix en los mundos va muchos más allá de un acabado gráfico de bien recreado. Han conseguido mejorarlos y captar la esencia de cada uno de ellos como ningún otro juego de la saga. Hasta ahora, los mundos solían dividirse en tres partes, pero eran escenarios bastante sosos y, sobre todo, muy vacíos. Todo esto queda atrás en Kingdom Hearts III. Cada mundo ahora cuenta con un tamaño considerable, además de aprovechar muy bien su diseño vertical donde entra en acción la habilidad de correr por las paredes. Este enfoque consigue que cada mundo se sienta gigantesco, con muchas zonas que recorrer y explorar.

Pero además han conseguido que la narrativa de un paso de gigante en ellos. Sobre todo empujado por el gran nivel de las escenas de vídeo, esto se traduce en que ya no son historias de relleno. En su gran mayoría ayudan a que la historia principal avance, descubriendo matices de los personajes, motivaciones o pequeños detalles argumentales. Esto no quiere decir que no vayamos a encontrar historias propias en cada mundo. Cada una estará basada, en general, en la película de turno, aunque algunas de ellas son totalmente nuevas y están adaptadas al estilo y al hilo argumental del juego. Por supuesto, son historias autoconclusivas.

Para ir terminando con los mundos, queda señalar que cada uno de ellos es totalmente diferente al resto. Esto es algo que puede parecer obvio, pero es un gran punto para este Kingdom Hearts III. Sobre todo por que son muy diferentes a nivel jugable, cada uno presenta diferentes mecánicas, mini-juegos, batallas con condiciones diferentes, etc. Así, podremos luchar sobre mechas, escalar montañas, columpiarnos entre ramas,… Las opciones son muy diversas y nos invitan constantemente a seguir jugando y a descubrir que nuevo reto nos trae cada mundo.

Kingdom Hearts III consigue una inmersión total en cada mundo, impulsada por el increíble trabajo artístico. La sensación que queda al final es la de estar jugando una película de animación.

¿Que podemos decir de la BSO? Que es sencillamente genial. Sigue la estela de toda la franquicia y añade nuevos temas que la convierten en esencial. Cada pieza está perfectamente en sintonía con cada parte del juego. Además, las diferentes BSO de las películas de Disney y Pixar están replicadas de manera perfecta, consiguiendo que la inmersión en cada uno de ellos sea total.

Jugabilidad

La jugabilidad, y por ende el sistema de combate, siempre ha sido uno de los pilares de este Action RPG. Y en Kingdom Hearts III no es menos. En nuestro camino tendremos que aniquilar a cientos de enemigos de toda clase y de todos los tipos del universo Kingdom Hearts. Y estos combates son constantes, pero no se hace nada cansino ni repetitivo gracias a la gran cantidad de fórmulas, habilidades, combos y acciones con las que cuenta el juego. Con todo ello, y las diferentes situaciones que viviremos, el sistema de combate se nota ágil, rápido, variado y sobre todo muy divertido y adictivo. Es sin duda una de las partes más trabajadas. 

Entrando en más detalle, la base del combate es la misma que siempre. Es decir, podremos atacar con la Llave Espada, bloquear, esquivar, lanzar hechizos, invocar aliados y amigos de otros mundos... Además, se mantiene el sistema de maná de Kingdom Hearts II, donde tendremos que esperar a que se recarge nuestro PM si lo agotamos. Otro sistema que vuelve es la Barra de Tino y, con ella, el Tiro Certero y el Modo Acróbata.


Por supuesto, también encontramos mecánicas de otros juegos de esta poderosa IP que han ido saliendo desde el lanzamiento de la segunda entrega. Un buen ejemplo es el Botón de Acción Contextual. Con este podremos activar diferentes acciones, desde los ataques grupales hasta lanzar magias de nivel superior. Hablando de los ataques en grupo, este es uno de los puntos que mejor funcionan. Principalmente por que son diferentes, añaden variedad a los combates y añaden dinamismo al combate. Tendremos los ataques con Donald y Goofy constantemente e iremos añadiendo más según subamos de nivel. Mientras, en cada mundo contaremos con uno especial, en el que intervendrán los personajes de turno. Estos son muy diferentes entre sí y son temáticos. 

Pero no todo se basa en las mecánicas ya conocidas. La principal novedad son las transformaciones de la Llave Espada. Estas son versiones diferentes del arma que llevemos equipada. De este modo, obtienen una nueva forma y nuevas habilidades. Cada una de las Llave Espada tiene una transformación, con lo que todas tienen su utilidad. Sólo es cuestión de encontrar la que mejor se adapte a nuestro estilo de juego y lucha. Además, en esta ocasión no tenemos que preocuparnos por que encontremos varias espada que son más potentes que la nuestra, por que se ha incluido en Kingdom Hearts III la Forja. Esta es una opción que encontraremos en la Tienda Moguri, donde podremos mejorar nuestro equipamiento para aumentar su daño, habilidades e incluso nuevas transformaciones.

Gracias a este nueva característica los combates se vuelven mucho más divertidos y dinámicos y ganan en espectacularidad. Sobre todo por que veremos como convertimos nuestra Llave Espada en dos ballestas, un martillo, yoyós gigantes… Todo ello cambia nuestros ataques básicos, nuestra forma de movernos, los ataques especiales… En resumen, se vuelve esencial encontrar la que mejor se adapte a nosotros. Por suerte podremos equipar hasta tres Llave Espada a la vez, pudiendo cambiar entre ellas libremente en medio del combate y tantas veces como queramos para crear poderosos y devastadores combos. 

La otra novedad en el combate son las Atracciones. Estas son habilidades especiales que nos permiten invocar una de las típicas atracciones de Dinseyland, con la que podremos hacer trizas al enemigo. Son muy llamativas y recrean fielmente cada atracción, pero termina siendo muy repetitivo. Hay poca variedad y cortan bastante el ritmo de la batalla. Al final, terminas no activando estos ataques especiales, quedándose como una mecánica muy desaprovechada.


Con todo esto, la fórmula de Kingdom Hearts vuelve mejor que nunca. Además, hay que sumarle los diferentes y poderosos enemigos que nos saldrán en nuestro camino. Cada uno de ellos tendrá sus propios patrones, secuencias, mecánicas, ataques especiales… Nos encontraremos con una gran variedad de jefes finales, con varias fases para cada uno. Sin embargo, el gran pero es lo fácil que resulta el juego. Tenemos tantas posibilidades a nuestro favor con tantas habilidades y magias, tan destructivas, que la sensación que queda es que el juego es muy sencillo. Ya no hablamos del modo más fácil, si no que en el intermedio y en el más difícil no se pasan grandes apuros. Y es algo que choca bastante, más teniendo en cuenta los grandes desafíos de otras entregas. 

Eso sí, que sea fácil no significa que no se disfrute el sistema de combate. Todo lo contrario, podréis sacarle todo el jugo, combatir es un placer. Pero sin casi dificultades.

A vueltas con la Nave Gumi.

Pero más allá del sistema de combate, en Kingdom Hearts III nos encontramos con el regreso de la Nave Gumi. Y esta vez han acertado de pleno. Para esta ocasión han rediseñado por completo toda esta fase y el resultado es bastante bueno. Atrás queda el diseño sobre raíles de las entregas anteriores. Ahora gozamos de libertad absoluta para movernos por el mapa, buscar tesoros, completar misiones o viajar a otros mundos.

Su estructura nos recuerda a los mapasmundi de los RPG más clásicos, donde sólo entablamos combate cuando nos acerquemos lo suficiente a un enemigo. Si esto ocurre, iremos a una pantalla de combate, donde tendremos que cumplir determinadas condiciones para salir airosos: derrotar a determinado número de enemigos, acabar con todas las naves, resistir una cierta cantidad de tiempo,… Si lo conseguimos, y dependiendo de lo bien o mal que lo hagamos, conseguiremos más o menos experiencia y nuevas piezas para mejora nuestra nave.

Esta vez el editor es completísimo y ofrece muchas posibilidades. Numerosas armas, bloques, formas, la posibilidad de incluir armas especiales o de que nos acompañe una pequeña nave. En definitiva, un mini-juego muy divertido que hace las veces de paso clave entre cada mundo. Un buen descanso entre tanto espadazo. 

Además de estas fases de la Nave Gumi, las otras dos tareas que podremos realizar en nuestros viajes serán la clásica de conseguir abrir todos los cofres de todos los mundos y la de fotografiar los Portafotunas. Estos están representados con el típico símbolo de Mickey Mouse y están muy bien escondidos en cada mundo. Cuando los descubramos tendremos que sacarles una foto con el Gumifono. Será clave que vayamos fotografiando los que encontremos, por que son el elemento necesario para desbloquear el epílogo del juego.


Pero más allá de estos tres puntos, no encontraremos más tareas o desafíos. Esta vez no hay Coliseo en el mundo de Hércules, y es una verdadera pena. En cambio, si tenemos una arena de combate que se desbloquea tras el final del juego, pero no llega al nivel del propio Coliseo. Por lo demás, y como mini-juegos, tendremos alguno en cada mundo, además de los juegos clásicos en el Gumifono.

Duración

Con todo lo que acabamos de ver, la duración total de Kingdom Hearts es bastante alta. Completar el 100% del juego, con todos los cofres, portafortunas, récord de puntos en cada minijuego y demás tareas tardaremos alrededor de unas 60 horas. Una cifra nada desdeñable.

En cambio, si sólo nos centramos en la historia, en pasar cada mundo y descubrir el épico desenlace, tenemos que deciros que el juego puede rondar las 40 horas. Pasarse la primera parte del juego, es decir, cada mundo, nos llevará entre las 25 y 30 horas. A su vez, la fase final del juego tiene una duración de unas 10 horas y en ella se suceden las escenas de vídeo y los combates.

Un desenlace que sin entrar en spoilers, es increíble. El juego cierra todos los cabos sueltos y responde a la gran mayoría de las preguntas de la saga. Sin embargo, si que deja un pequeño rastro de migas de pan hacia el futuro de la saga. Eso sí, al final todo encaja, todas las piezas tienen su sitio y se termina componiendo el gran puzzle que es Kingdom Hearts.



El final de un largo camino que hay que conocer.

Obviamente, a todos nos salta la duda. ¿Se puede jugar a Kingdom Hearts III sin haber jugado a los anteriores? La respuesta es un contundente no. No sólo por que sea el final de toda la saga, si no por que hay numerosas referencias y personajes de los anteriores juegos. En definitiva si, hay que haber jugado o al menos estar enterados de la historia del resto de juegos. Si sólo se ha jugado a los títulos numerados de la saga, será difícil comprender muchos puntos de esta tercera entrega. Es esta parte la que me hace eliminar algo de nota en la versión para Xbox, ya que si bien se agradece el hecho de poder jugar a un juego de este calibre en la maquina americana, Square Enix no ha entendido nada y teniendo disponibles las remasterizaciones en otras consolas, ha pasado de traerlas a la consola de Microsoft que es donde más sentido tenía sacarlos.

Si tenemos ese conocimiento, el efecto de Kingdom Hearts III es increíble. Tiene un desenlace redondo. Aunque como siempre, habrá a quién le guste y a quién no, quién este de acuerdo o no. Pero consigue su objetivo, cerrar el arco argumental de la Saga del Buscador de Oscuridad de una manera satisfactoria. 

Conclusión

Kingdom Hearts III es el brillante final de un viaje. Un viaje que muchos comenzamos hace una década, con aquella primera entrega cargada de magia. Una magia que se ha ido extendiendo en diferentes plataformas y generaciones, tejiendo una madeja enorme, llena de matices. Y este título es el desenlace perfecto, es el último punto que da sentido a todo.

Cada uno de los que hemos disfrutado de esta historia nos hemos visto reconocidos o nos hemos sentido ligados a algún personaje: Sora, Riku, Roxas, Axel, Ventus, Aqua… Todos ellos han sido nuestros compañeros, acompañados por aquellos personajes con los que crecimos, como Mickey o Donal y Goofy. Al final, esta aventura ha sido la nuestra, pues hemos crecido casi al ritmo de los protagonista. Y todo, se ve en esta entrega.

Además, Kingdom Hearts III es el culmen de la saga. No sólo a nivel argumental, si no en diseño, arte, BSO,… La saga alcanza su plena madurez con el juego más sólido en cada aspecto, con un acabado gráfico digno de las mejores películas de animación. Por su parte, la BSO consigue llenarnos de sentimientos, consigue aumentar la tensión cuando es necesario y nos evoca nuestros mejores recuerdos en cada mundo Disney o Pixar. 


En definitiva, Kingdom Hearts III es el juego que llevábamos esperando más de doce años. Si, entre medias hemos tenido diversos spin-off que han aumentado el legado y la magia de la saga, con personajes que ya forman parte de la comunidad y que han tenido su importancia en la saga. Además, en ellos vimos algunos de los giros más inesperados, como la nueva y auténtica Organización XIII.

Kingdom Hearts III es el reencuentro con nuestros héroes. Es el final del camino. Es el regreso de la magia.

* Agradecemos a Square Enix el material proporcionado para realizar esta review.

Fuente

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